El calor es un recurso incomparable en cualquier molestia relacionada con el dolor. Esto es algo que ya sabemos por cultura popular.
Hay algunas dudas sobre si es mejor el calor seco que el calor húmedo o sobre si ayuda a recuperar el problema o solamente disminuye la sensación de molestia. Veamos una cuantas ideas para aclarar el uso de esta aplicación.
El calor tiene un efecto principal que es el aumento de la circulación sanguínea en la zona donde se aplica. Este efecto genera toda una serie de efectos secundarios que vamos a ver a continuación:
- Una mayor aportación de nutrientes. En situaciones de lesión de tejidos, va a ser crucial para recuperar problemas del tipo de rotura de fibras o esguinces.
- Facilita la evacuación de desechos celulares. Importante en ocasiones en las que busquemos la normalización tras la curación de una patología, por ejemplo en la recuperación de una cicatriz muscular tras una rotura de fibras ya solucionada.
- Aumenta el aporte de endorfinas a la zona. Las endorfinas son analgésicos naturales y alivian el dolor , por lo que facilitará la ruptura del mecanismo productor de lesiones como las contracturas musculares.
Para terminar, la idea de que si el calor es terapéutico o paliativo depende del tiempo que se prolongue la molestia. Si conseguimos eliminarla con la aplicación del calor, será porque esta ayuda ha facilitado al cuerpo la autorrecuperación de la lesión (bastante común en contracturas musculares agudas), pero si se alarga el tiempo, lo mejor es buscar a un profesional para que ofrezca más opciones.
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