Mucha gente la llama 'La Mujer Vampiro', lo cierto es que ella se define como alguien que ha plasmado sus triunfos, tropiezos y fracasos en un lienzo que diariamente lava con agua y jabón: su piel. Abogada titulada, Marijose prefiere el reducido cuarto que adaptó en su domicilio, donde tatúa y hace perforaciones corporales, a los juzgados o las oficinas.
¿Cómo fue tu infancia?
“Muy bonita. Nací aquí en Guadalajara y gracias a mis papás puedo decir que fui una personita feliz, llena de amor y tan normal como cualquier otra niña. Además, tuve dos hermanos, un hombre y una mujer; yo soy la mayor”.
¿Cuándo empiezas a descubrir que te gustan los tatuajes?
“Me llamaron la atención desde muy chica, pero no lo externaba, y fue hasta la adolescencia cuando llegó la inquietud. Lo primero que empecé a buscar fue información sobre el body piercing (perforaciones corporales), en ese tiempo tenía 12 años”.
¿Te casaste joven?
“Sí, a los 17 años. De hecho, mis padres me ayudaron a terminar mi carrera, aunque yo ya estaba casada; pero la persona con la que me casé no me apoyó. Me casé buscando un escape porque mis padres se separaron cuando yo tenía 15 años; fue algo muy doloroso y pensé que casándome iba a tener un poco de libertad y aplacaría el dolor y la rebeldía”.
¿Cómo te trata la gente en la calle?
“Hay quien te ve y se admira. Unos se sacan de onda, otros se ríen y algunos me felicitan. Las opiniones van y vienen, pero a mí nunca me ha afectado, estoy bien conmigo misma y no me interesa lo demás. Sé que soy buena madre, excelente compañera y buen ser humano”.
¿Cuánto tienes con tu estudio de tatuajes?
“Ya son 20 años en esto, pero desde hace 8 me he metido de lleno al tatuaje. Tatuar es mi forma de ser inmortal, de realmente ser vampiro y no morir; dejar mi obra en otras pieles”.
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